Estoy de mudanza, después de algún tiempo, me estoy encontrando con dibujos, fotografías antiguas que me animan a retomar viejos proyectos y antiguos hábitos . Quiero ir mostrando estos encuentros que voy sacando de las cajas donde he ido almacenándolos. Reconstruir la memoria desde estos dibujos,datarlos en el tiempo y buscarle su intención cuando la tuviera.
sábado, 21 de junio de 2014
miércoles, 18 de junio de 2014
Paisajes encontrados.
La montaña y lo sublime.
Silvia
Ghedini
Sobre la cima nos encontramos con
la nada. Viene a decirnos, que no nos
sirven todas las imágenes que llenan los ojos y los sentidos de la vida
cotidiana. Aquí estamos solos, rodeados por el cielo, casi la única existencia
de color que el artista nos deja. La nieve cubre trozos de un paisaje inmóvil,
despojado de vida, como dormido en la eternidad siempre igual a sí misma.
Parece que nos vamos a encontrar
con algo que no estábamos buscando, aunque aquellas cimas nos llaman, sus
misterios nos susurra una existencia
oculta en nuestro cotidiano vivir,
sentir e imaginar.
La montaña sale del vacío, y su cromatismo esencial, su
claroscuro que nos hace salir y entrar en otro mundo, nos dice que hay cosas
más allá de la imagen pura, una dimensión que abraza todo el ser humano en la
que este vacío se transforma en un Todo. Un paisaje casi primordial del que se
ve su final, pero no las raíces. No se
ve su principio, solamente nos encontramos donde acaba su forma, aunque
es solamente una ilusión: la ilusión de
las formas que perciben nuestros sentidos. Tierra anclada en tierra, raíces
lejanas de un subconsciente manchado por el femenino, aunque hoy en día hemos
perdido ya sus huellas y solamente nos llegan escasos matices. El color, y la
falta de color acompañan el alma en este simbolismo arcaico que es la montaña,
un lugar en el cual todo empezó. No hace
falta recordar que desde siempre el ser humano puso sus divinidades en cima de
una montaña, así que queda clara la relación que hay entre la montaña y lo
sagrado, lo divino. La montaña participa también de la simbología del Centro:
en ella se encuentran la tierra y el cielo, imagen del axis mundi. Por analogía, cada templo y palacio, eran una
representación de la montaña sagrada y llegaban a ser a su vez, el centro del
mundo, punto de conexión entre los niveles de la existencia.
En las obras expuestas, nos
encontramos frente a la montaña, y podemos darnos cuenta, como el
recorrido para llegar a ella, es muy difícil, porque es un camino espiritual,
desde lo profano a lo sagrado, una elevación hasta la conciencia de nuestro proprio
Ser. Sobre su cima han estado revelados los mensajes divinos, en casi todas las
épocas.
La representación de esta
naturaleza es casi desnuda, no lleva nada de la riqueza de los paisajes
domesticados o creados por el ser humano, llenos de vida, de colores, de
materia, de juegos de luz, de agua. Aquí queda lo esencial de nosotros, sin
ilusiones, sin nada que nos pueda despistar. Sobre su cima podemos ver el horizonte, como nunca lo
hemos visto antes, después de un esfuerzo que nos hace sobrepasar nuestros
límites humanos, porque aquí el dialogo es con la divinidad. Todos los
elementos naturales se encuentran concentrados: el agua en hielo, la tierra en
piedra, el aire se hace enrarecido, y también el ser humano, una vez llegado a
la cima, se encuentra concentrado en sí
mismo, lo sublime, eje de esta conexión entre la vida y lo divino, lo efímero y
la eternidad, sin inicio y sin fin.
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